Educar un cerebro pleno

Cuando uno tiene en cuenta el papel fundamental del cerebro en prácticamente todos los aspectos de la vida (disciplina, la conciencia, las relaciones, la toma de decisiones, la motivación, el colegio, etc.) las experiencias que ofrecemos como padres y madres sin duda cambiarían la manera de ejercer dicho rol, y la convivencia adquiriría otro sentido. Criar con la perspectiva de un cerebro pleno no es la pomada canaria de todos los problemas familiares, ni acaba con los berrinches naturales, tampoco quiere decir que vaya a acabar con todas las frustraciones que acompañan a la educación de los hijos. Pero si se comprende unos cuantos principios básicos sobre cómo funciona el cerebro, se puede entender mejor, reacionar de una manera más eficaz ante las situaciones difíciles y construir una base verdaderamente saludable para su salud emocional, mental, física y social.

Tener una base científica, sin que por eso tengamos que ser doctores del desarrollo del niño, cosnstruye una base sólida con los hijos y contribuye los cimientos para una vida feliz y sana. Nuestro cerebro tiene muchas partes distintas, por ejemplo, el lado derecho nos ayuda a interpretar señales no verbales y a experimentar emociones, mientras que el lado izquierdo nos ayuda a pensar de manera lógica y a organizar los pensamientos que dan paso a las frases que vamos a decir. Así mismo, tenemos un "Cerebro Reptil", es el intuituvo el que reacciona en milésimas de segundos y que tiene que ver con todo aquello que se ejecuta en situaciones de supervivencia. Y Poseemos un "Cerebro Mamífero" que nos orienta hacia las relaciones y la conexión con las personas. No es de extrañar que tengamos tantas reacciones diversas. La clave está en evolucionar por una mente más conjunta, para integrar las partes para ser más equilibrados.

¿Qué pasa cuando nuestros hijos no están bien equilibrados? Los superan las emociones actúan de manera caótica, se desbordan; están confusos, no son capases de responder de forma serena, o no son competentes en la situación que enfrentan. La agresividad, las crisis, las pataletas, son el resultado de una pérdida de integrción del momento, y por supuesto son experiencias desafiantes para los padres.

El cerebro en realidad es moldeable no solo en la infancia, sino a lo largo de nuestra vida.

¿Qué moldea nuestro cerebro?

La experiencia.Debido a nuestras experiencias las neuronas se vuelven activas y cuando juntas se encienden desarrollan conexiones que pueden reconfigurar el cerebro. Si bien los genes se encargan de heredarnos los temperamentos, la música, los libros, las personas, la disciplina, las emociones y todo aquello que nos sucede tiene gran influencia en el desarrollo de nuestro cerebro. Así es como por ejemplo, puedes concebir un hijo al cual heredes tu introversión, y aún siendo tímido tu hijo puedes insentivar y cultivar el sentido de la valentía ofreciéndole la posibilidad de explorar el mundo con tu apoyo y vas viendo cómo seva perdiendo la inhibición conductual, mientras que si le sobreproteges, o del otro extremo, les obligas a "lanzarse de cabeza al agua fría" insensiblemente, sin apoyo, ocasionaría no superar o incrementar su timidez.

Usando momentos de la vida cotidiana podemos influir en nuestros hijos de manera positiva para su desarrollo del cerebro integrado. Tampoco es agotarles o agotarnos con llenar cada experiencia desesperadamente para que sea trascendental y de un "megasignificado", pero sí de estar presentes, ayudar con algunas tomas de decisiones, ser comprensivos, informarnos de aspectos básicos de su desarrollo para no cometer diez errores en doez oportunidades.

Te insto a que incluso en los errores que mometas en tu papel de padre o madre, consideres la oportunidad para ayudarle a aprender mejor, a crecer más pleno y feliz, en vez de aplicar aquello que crees "no te hizo tanto daño" cuando tus padres te criaron; en vez de omitir o ignorar sus emociones intensas todo el tiempo, en lugar de "castigar", o bien , evadir los conflictos y evitarles frustraciones, puedas abrirte a la posibilidad de acompañarle en los retos mientras refuerzas el vínculo siendo ambos escuchados, queridos, respetados y de paso te inspires para crear la vida que deseas para tu familia y las generaciones venideras.