Pedir perdón

Reparar el daño y seguir adelante

¿Cuántas veces hemos sentido culpa al herir a otra persona, inclusive hacernos daño a nosotros mismos, ya sea con intención o sin ella? Bien, pues ese malestar que nos genera saber que una persona sufre o sufrió por algún comportamiento que hemos tenido, es importante como hecho para reflexionar qué cosas debemos mejorar y nos sugiere tener más cuidado la próxima vez.

El perdón ha sido considerado como una decisión personal. Por supuesto, como toda decisión requiere autocontrol e implica dejar en el pasado el daño experimentado, y proporcionerle una verdadera pomada al corazón y al alma. También, en caso de haber herido a alguien, implica desarrollar la capacidad de abrir los ojos a la existencia de los demás, mirarlos desde una actitud más empática y abierta y menos centralizada, es decir, más allá del ego, y liberarnos de juicios, representando un camino donde se encuentra la paz interior y la felicidad.

Este video muestra el perdón de manera encarnada, nos enseña que se trata también de paciencia. La dinámica del perdón humano tienen que ver muchas veces con cometer errores de forma involuntaria, lastimamos a los demás (a veces a quienes más queremos), y aunque a veces busquemos formas de reparar lo que dañamos, la tarea parece imposible.

Worthington y Scherer (2004) postularon que el Perdón es una estrategia de afrontamiento y aluden a dos tipos, como Estrategia emocional (ante situaciones de transgresión reaccionan del ataque o percepción de injusticia.) y como Estrategia decisional (cuando la persona puede tomar la decisión de perdonar o no, y comportarse de determinada manera.).

Cuando una persona transgrede a otra, entre las consecuencias existe el dolor, por lo que la persona ofendida puede tender a reaccionar de forma negativa correspondiéndole el daño (p.e. haciendo un daño equivalente o evitando a esa persona). No obstante, estas reacciones generan nuevas consecuencias negativas, estas tiene que ver con conductas evasivas y de venganza, que a su vez, tienden a generar más ira o rabia y más ataques, o por su defecto, crean mayor percepción de injusticia.

Perdonar entonces significa un esfuerzo de la persona por anular el sentido de "deuda", para incrementar la atitud de curación basada en sentimientos de generosidad y compasión. Esto quiere decir que el verdadero perdón, el sincero; aquel que realmente repara es el que por consecuencia rompe con el ciclo de venganza y rechazo. Por supuesto, para ello es de esperar que al inicio se pase por un proceso de liberación de emociones negativas. Es válido decir que no se trata tampoco de crear la errónea idea de que al perdonar entonces se debe aceptar la crueldad u olvidar lo sucedido, para luego excusar el mal comportamiento, y peor aún pretender forzar una reconciliación que mantenga la relación ofensiva o inclusive violenta con el agresor. Se trata más bien de comprender que perdonar no ocurre rápidamente y es un proceso tiene su tiempo.

Perdonar o perdonarse a sí mismos tiene que ver con experimentar luchas humanas que o nos acercan, o nos alejan de la aceptación necesaria para avanzar. Es caminar por los trillos difíciles de nuestro orgullo y las ideas de fracaso que nos agobian. Sin embargo, si la decisión personal de perdonar está tomada y perseveramos en el camino, llegamos por fin a una elaboración espiritual, mental y emocional que nos permite trascender y vivir la liberación con nosotros mismos o con el otro.

Hay que tomar en cuenta que reconciliarse es un proceso de dos, pero el perdón es un proceso personal. Por supuesto, cuando existe la participación de quien hace el daño, esto ayuda mucho a la experiencia del perdón, por supuesto con genuino arrepentimiento, y de ser posible, deseos de enmendar la situación. Por supuesto, pedir perdón no es sencillo e implica una serie de tareas.

¿Cómo saber si voy por el camino del perdón?

Comencemos por decir qué no es el perdón: No es eximir de responsabilidades, es dar la razón simplemente. No es olvidar. No es justificar. No es aprobar la conducta.

  • Primeramente, la más clara manifestación es renunciar al deseo de buscar activamente que se haga algún tipo de justicia.
  • Reconocer que lo que me hice a mí mismo o causó un daño al otro.
  • Estar dispuesto a escuchar y acercarte a sentir el dolor propio por el mal que me provoco o el sufrimiento del otro.
  • Dar un tiempo en un espacio de reflexión personal en donde analizas la propia conducta o la del otro.
  • Crear un plan de acción que te permita no cometer ese "autodaño" u otra ofensa al prójimo como aquella.
  • Luego del plan, viene la acción concreta de pedir perdón a quien se lastimó o para sí mismo (es importante comunicar todo lo que se ha hecho y se piensa hacer ya que no setrata de algo superficial o en vano).
  • Finalmente, la posibilidad de restituir el daño es la siguiente expresión concreta y con genuino arrepentimiento.

También tenemos que ser pacientes entre nosotros, especialmente cuando hay dolor de por medio. Hay que aprender a esperar y considerando en momentos de bloqueos, que ninguno de los involucrados es perfecto, pero que ambos pueden cultivar esta Fortaleza de carácter. Perdonar y aceptar el perdón es sin duda un acto de suma valientía y responsabilidad. Además, es un camino para experimentar emociones positivas que han de desarrollar el bienestar y el florecimiento humano.

 “…Perdonar es de valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar.”

Mahatma Gandhi.