La química del amor

El amor, un sentimiento que nos puede llevar a vivir la más sublime felicidad o el máximo dolor. Esa emoción que hace que tomemos decisiones impensadas, aquellas que nunca pensamos capaces de hacer. Hablaremos de esa emoción tan básica que a todos nos afecta y que por ello tiene tanto defensores como detractores.

¿Quién no se ha sentido alguna vez en la cima o en el arrebato por el amor? La química del amor hace que hagamos cosas imprevisibles, su impacto e importancia en la vida de toda persona es lo que genera tantas perspectivas; lo que a su vez genera un elevado porcentaje de consultas. Y es que el amor hace que el cerebro funcione completamente diferente, inclusive se habla de etapas de consolidación del amor verdadero. Es frecuente leer o escuchar acerca del enamoramiento como fundamento del amor, el mismo tiene que ver con componentes adictivos que te llevan a actuar con los síntomas propios de toxicómanos por sus efectos físicos similares a cualquier droga. Bajo este semblante se habla del enamoramiento desde un estado de conciencia alterado, pérdida de racionalidad y sintomatologías de abstinencia respecto al ser del cual se está enamorado. Por otra parte, tomando en cuenta el Romanticismo, podemos disfrutar del concepto de "Amor" con mayor positivismo e integridad, ya que a favor social se considera el enamoramiento como un acontecimiento benigno y excepcional, desde donde se debe considerar dichoso a quién lo está. El "error" no es en sí enamorarse, sino en la mala elección de la persona, pues si acaba mal no toma en cuenta los síntomas adictivos, el sufrimiento, la afición incontrolable o lo dependiente que puede comportarse una persona.

A pesar de tener un componente que roza la locura, a muchos nos gusta pensar en el amor como fuerza transformadora y de coraje. Nos gusta saber que esa combinación química, que baja el nivel de actividad del córtex prefrontal (área cerebral más evolucionada que tenemos y que nos da la característica como seres racionales), muchas veces nos lleva a luchar, a arriesgarnos, a que nos importe menos el que dirán. A decir verdad, es el momento en donde más aplicamos sentimientos para decidir. Hay que decir también que en el mundo occidental llevamos siglos produciendo poemas y dramas sobre los ciclos del amor. Escuchamos a nuestros abuelos hablar acerca de sus transformaciones a lo largo del tiempo, hemos confiado en leyendas de dioses celosos y en flechas de cupido. Hemos buscado la media naranja, creado mitos y leyendas de enamorados; bajo estos cimientos no a todos les parece necesario saber más del tema. Sin embargo, conviene conocer al menos básicamente lo que la ciencia explica para comprender mejor el porqué y el para qué de nuestra manera de actuar.

Nuevas investigaciones vislumbran dónde reside el amor en el cerebro y los detalles de sus componentes químicos. Por ejemplo, hoy se sabe que el cóctel de sustancias que encienden la pasión es completamente diferente del que favorece las relaciones duraderas. Apreciar estos hechos presentes en el enamoramiento y el amor nos ayuda a cuidarnos y a cuidar al otro ser amado. Nos da una idea de por qué las relaciones transcurren de la manera que lo hacen. También se sabe, en términos biológicos, que el amor es un fenómeno integral en donde participa no solo el cerebro, sino también las diferentes glándulas que producen mensajeros químicos que se comunican entre sí y regulan nuestros sentimientos y conductas. Se habla a del amor por fases: el enamoramiento, el amor pasional o de consolidación y el amor de compañía.

Así pues, en la primera etapa, la actividad cerebral, endocrina e inmunológica se modifica de manera selectiva por varios meses. En el amor romántico se activan regiones del hipotálamo involucradas en el despliegue de la conducta sexual. Y ya en las manifestaciones del amor participan diferentes mensajeros químicos, pues las hormonas son esenciales para el desenlace de cualquier conducta sexual; por ejemplo, la testosterona en el hombre, mientras que la progesterona y el estradiol la mujer. Nuestros sentimientos durante el amor se deben a la acción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, la oxitocina y la vasopresina, los mismos van cambiando a lo largo de las etapas del amor. Por ello, en la etapa inicial aumenta la liberación de adrenalina y noradrenalina. Ambos producen los clásicos signos de estrés y, a la vez, de enamoramiento inicial, de allí que palpite tan rápido y fuerte el corazón en tus primeras citas. Y ni qué decir de esas “mariposas en el estómago”, al parecer relacionadas con la contracción de los vasos sanguíneos estomacales que disminuyen el flujo sanguíneo y da esa sensación de vacío.

Nada más humano que el temor inicial del enamoramiento.

Durante esta primera fase, el hablar con la persona, verla, tener contacto físico con ella, recibir
muestras de cariño o recibir atención pueden generarnos miedo y placer. Esto es normal, ya que los circuitos de placer aumentan su actividad debido a la dopamina. Tal sustancia es la responsable de que una persona comience a sentirse bien cuando los estímulos del amor aparecen y, sumado a lo anterior, la amígdala, que es una estructura cerebral que se asocia tradicionalmente con el miedo, tiene un ligero protagonismo que nos lleva a estar alerta.

Por otra parte, la serotonina está relacionada se encarga de generar la sensación de tranquilidad y control. Durante la etapa del enamoramiento, este neurotransmisor disminuye su producción, eso provoca que la persona se sienta más alterada y agitada, y que tome decisiones un poco más irracionales de las que tomaría normalmente. Si alguna vez pensaste en la perfección, si creíste que en ese preciso momento encontraste tu "media naranja", ha sido con la ayuda de la serotonina, gracias a la disminución de esta es que se hace difícil notar las características negativas de la pareja o razonar de manera consciente.

Finalmente, haciendo referencia a la consolidación del amor y compañía, esto es debido a un aumento en los niveles de dos hormonas: oxitocina y vasopresina. La oxitocina tiene un papel principal, cuando actúa en el cerebro, permite crear el vínculo emocional con la pareja, que
va a conducir a la creación de lazos a largo plazo. Sumado a ello y contrario a como ocurría en la primera etapa, en esta fase disminuye la sensación de estrés e intranquilidad. Por lo tanto, la persona disfruta estar con su pareja y se siente más tranquila y segura.

Desde el punto de vista biológico, las razones de que el amor romántico se desvanezca pueden hallarse en el modo en que nuestro cerebro responde a las mareas de dopamina que acompañan a la pasión, a la atracción y nos hacen soñar. Desde el punto de vista fisiológico, la oxitocina es la que potencia el apego. En esencia, la relación de pareja ha transcurrido de la pasión amorosa, un estado de saturación de dopamina, hasta la relativa tranquilidad de un vínculo impulsado por la estimulación de la oxitocina. La oxitocina favorece los sentimientos de conexión, así que si ya estás apegado/a a tu pareja, quizá te sea de gran ayuda saber que la novedad potencia la dopamina en el cerebro. Te sorprenderá el resultado de lo que se logra en las parejas cuando comienzas a hacer cosas nuevas que generen ansiedad (en el buen sentido) y realizar detalles con espontaneidad.

Se puede concluir que el cóctel de sustancias químicas cerebrales que encienden la pasión es completamente distinto del que favorece las relaciones duraderas. La comprensión de la química es tan solo una parte del fenómeno tan complejo, que en todo caso ayudará a que las parejas puedan identificar algunas características de su propio concepto de amor y el de su pareja. A la vez de comprender algunos conflictos que puedan surgir según la etapa de pareja que posiblemente estén atravesando. Por supuesto, el tema da para hablar de muchos otros aspectos y genera varios cuestionamientos... ¿Qué sentido tiene el amor sin enamoramiento? O ¿Qué es, entonces, lo que llaman amor? Tal vez en otro post se puede profundizar en la teoría de Sternberg (1998), la cual habla de los tres componentes del amor que son: Intimidad, Pasión y Compromiso, estos, al combinarse entre sí, irán a formar los diferentes tipos de amor y la importancia de que haya un equilibrio dentro de una misma relación de pareja. Es cierto que la química del amor otorga en nuestro cuerpo una gran relevancia y dominio, junto con otros factores personales, tales como la afinidad, las experiencias compartidas, los gustos personales o el compromiso emocional.

"El amor sólo es posible cuando aceptamos nuestra ineludible soledad; no es el encuentro de dos incompletos, es el encuentro entre dos completos. Amar no se da en la fusión (la cual asusta, pues nos quita la autonomía); tampoco está en la separación (pues nos quita el apego). Está en la posibilidad de ser uno y luego decidir si se quiere o no compartir la vida con la persona que nos atrae…cada persona debe ser una unidad" (Gikovate, 1996).